Hay momentos en los que uno o una encuentran un equilibrio mental muy placentero y tranquilizador. Ocurre a veces entre tormentas. Vivimos con un estilo ajetreado, muy movido, con miles de pensamientos que se proyectan constantemente en el futuro. El ser humano es hoy por hoy y por definición un ser descontento, insatisfecho, volcado en la consecución de metas futuras. Un ser falsamente contento. Estereotipado. Individuos manipulados que creen que manipulan.
Pero hay momentos en los que esa maquinaria se detiene. Unos más otros menos, los hay que encuentran cobijo en las relaciones íntimas, afortunados ellos y ellas, otros, no tan felices, busca refugio a su insatisfacción en metas más o menos loables, grandes proyectos, el arte, la realización personal.
Muchos buscan cobijo a su desazón en las adicciones, las drogas, el alcohol, el tabaco, las relaciones sociales hiperactivas, el sexo compulsivo. Hasta parece que el sistema de redes sociales se ha aliado con nuestro modo de vida superficial e insatisfactorio. Todo es rápido, artificial, efímero y rídiculamente prescindible. El ejemplo perfecto es twitter. Estamos creando sistemas estúpidos, hiper-eficientes y completamente insatisfactorios.
De vez en cuando alguien encuentra ese estado perfecto. Una tranquilidad casi infinita y sin ninguna razón aparente. Un bálsamo de paz que nos llena como no nos llena nada. Y entonces descubres una nueva dimensión. No hay pasado. No hay futuro. Sólo estás aquí y ahora y no necesitas nada más.
Todo lo que necesitas lo tienes. Después... ese estado desaparece y vuelves a caer en la insatisfacción. Comienzas de nuevo a buscar. Pero rara vez se encuentra porque siempre buscamos en sitios equivocados. Nos engañamos profundamente pensando que la libertad, la libertad y la paz interior están donde otros nos han dicho que está. Pero eso es falso y no se cumple. Sólo nos distraemos momentáneamente.
Pero algo ha cambiado en el interior de la persona que ha vivido un momento zen. Ahora ya sabe dónde está la verdadera paz y siempre tratará de volver a ese estado porque ahora sabe que todo lo demás es tan sólo un pequeño adelanto de lo que se puede llegar a conseguir.
Si te ha gustado este artículo tal vez te guste la filosofía de vida del pueblo de los murkus que aparece en mi novela El Proyecto Gaia.
Un momento perfecto en donde no pasa nada |
Muchos buscan cobijo a su desazón en las adicciones, las drogas, el alcohol, el tabaco, las relaciones sociales hiperactivas, el sexo compulsivo. Hasta parece que el sistema de redes sociales se ha aliado con nuestro modo de vida superficial e insatisfactorio. Todo es rápido, artificial, efímero y rídiculamente prescindible. El ejemplo perfecto es twitter. Estamos creando sistemas estúpidos, hiper-eficientes y completamente insatisfactorios.
De vez en cuando alguien encuentra ese estado perfecto. Una tranquilidad casi infinita y sin ninguna razón aparente. Un bálsamo de paz que nos llena como no nos llena nada. Y entonces descubres una nueva dimensión. No hay pasado. No hay futuro. Sólo estás aquí y ahora y no necesitas nada más.
Todo lo que necesitas lo tienes. Después... ese estado desaparece y vuelves a caer en la insatisfacción. Comienzas de nuevo a buscar. Pero rara vez se encuentra porque siempre buscamos en sitios equivocados. Nos engañamos profundamente pensando que la libertad, la libertad y la paz interior están donde otros nos han dicho que está. Pero eso es falso y no se cumple. Sólo nos distraemos momentáneamente.
Pero algo ha cambiado en el interior de la persona que ha vivido un momento zen. Ahora ya sabe dónde está la verdadera paz y siempre tratará de volver a ese estado porque ahora sabe que todo lo demás es tan sólo un pequeño adelanto de lo que se puede llegar a conseguir.
Si te ha gustado este artículo tal vez te guste la filosofía de vida del pueblo de los murkus que aparece en mi novela El Proyecto Gaia.