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miércoles, 16 de mayo de 2012

La pirámide de Maslow

Actualizado 16/05/2012: Hoy voy a escribir una entrada sobre un tema que nunca se pasará de moda y que es crucial en nuestras vidas. Hablo de la pirámide de Maslow. Este tema, junto con la autoestima y el desarrollo de objetivos lo trato ampliamente en la primera parte de mi libro La revolución colectiva. La pirámide de Maslow es un esquema que explica el funcionamiento de nuestras necesidades. Pero a pesar de que mucha gente lo conoce, se puede decir que poca sabe en detalle cuál es su funcionamiento y sobre todo qué implicaciones tiene.

Observe los tres niveles generales
La pirámide de Maslow nos dice que hay toda una serie de necesidades humanas que van desde lo más básico hasta lo más sofisticado. Las necesidades más básicas son las de supervivencia y las más altas son las de la autorrealización. Las necesidades son en este orden: fisiológicas, de seguridad, de afiliación, de reconocimiento, y de autorrealización. En cada nivel avanzamos un poco más en nuestra felicidad y bienestar y se da la característica que las necesidades de la base sirven para sostener las necesidades de la cima.

Esta última idea es crucial. Si no tenemos las necesidades básicas cubiertas y nos dedicamos a buscar la satisfacción de las necesidades más altas, lo cual es perfectamente posible, generamos un conflicto importante. Este conflicto puede llegar a ser tan grande que la persona pierda el equilibrio e incluso la autoestima. Para ampliar sobre la autoestima pincha aquí.

Maslow no lo formuló así, pero la vida con sus etapas debería ser la guía sobre la cual ir cubriendo necesidades de forma progresiva. Eso es lo ideal, pero lo cierto es que después eso no se cumple y cuando hay partes de esta pirámide que no están satisfechas se generan graves desequilibrios muy perjudiciales para la persona.

Hay multitud de ejemplos. Uno podría ser una persona que tiene amistades, buenos amigos y demás, incluso una buena familia, pero no tiene trabajo y casa. Es fácil haber vivido la situación de no poder disfrutar de tus amigos cuando los problemas de seguridad te agobian. Estas dos últimas necesidades pertenecen al segmento seguridad. Otro ejemplo es el profesional de prestigio con éxito, pero que no tiene amor en su vida (nivel de afiliación), con lo que el éxito que experimenta se vuelve frío y extraño al no tener con quién compartir. 

Pero, ¿para qué nos puede servir los conocimientos de Maslow en nuestra vida? Una posible respuesta es que debemos tener en cuenta la progresión de las necesidades a la hora de fijarnos metas.

Las metas

Las metas son una parte importante en nuestra estrategia de éxito. Aunque hay algunos autores que abogan por la ausencia de metas como forma de vida como por ejemplo Osho, algo que respeto, a la hora de conseguir resultados en cualquier plano práctico hay que trabajar con metas y objetivos.

Ganar dinero es una necesidad de
supervivencia que nos afecta a todos
Cuando definamos una meta que nos interese deberíamos considerar su valor a la luz de la pirámide de Maslow. De la siguiente forma: no debemos escoger metas de un nivel superior, hasta que no tengamos las metas del nivel anterior cubiertas. Esto proporcionará un mayor equilibrio a la hora de trabajar.

Vamos a ver primero la base de la pirámide. Como se ve en el gráfico, ahí tenemos las necesidades fisiológicas (como comer o respirar) y la necesidad de seguridad (como tener un empleo, una casa en donde dormir, etc.). Estas dos necesidades no nos hacen estrictamente felices, pero si no las tenemos estaremos profundamente amargados. ¿Se imagina usted que no tuviera un sitio en donde dormir?

Este primer nivel, en donde he agrupado dos bandas, es prioritario sobre todo lo demás. Aquí entran en juego la salud, tener dinero y gozar de un ambiente relativamente estable que nos permita vivir seguros. Si por ejemplo, perdemos la salud o vivimos en un entorno violento en donde pueden matarnos, todas las demás necesidades quedan eclipsadas.

El recibir y dar afecto es una necesidad de afiliación
El segundo nivel es mucho más complejo. Aquí lo que encontramos son necesidades en donde prima nuestra relación con los otros a todos los niveles: nivel familiar, de intimidad, de amistad, de relaciones sociales y de reconocimiento y respeto profesional.

Por decirlo de forma clara, una vez que uno tiene pan para comer y un techo donde dormir, entonces es cuando se experimenta más intensamente la soledad, sin embargo, si nuestras necesidades básicas no están cubiertas, por ejemplo pasamos hambre o estamos amenazados de muerte, la necesidad de afiliación pasa a segundo plano.

Por supuesto, el ser humano es lo suficientemente complejo y flexible en su respuesta que no podemos crear leyes fijas. Una persona podrá sentir insatisfacción de los niveles superiores sin haber cubierto los básicos, pero será una situación atípica. Es igual que decir que alguien puede ser feliz sólo de una forma espiritual, es posible, pero también es una excepción.

Lo normal es que una persona que tenga privaciones básicas y se oriente a satisfacer las necesidades más altas de la jerarquía termine desarrollando algún tipo de trastorno psíquico importante. Esto es debido a que la contradicción y el conflicto interno se hacen demasiado grandes como para poder resolverse por sí mismos.

Dicho esto, lo que deberemos hacer es ir trabajando las metas de forma progresiva y simultánea, pero dando prioridad siempre a los niveles más bajos de la escala. Eso nos facilitará un mayor equilibrio y una forma de trabajar más práctica en la vida. Cuando se dice prioridad se quiere decir dedicar más tiempo, más recursos, una mayor atención y empeño personal, sin quitar la posibilidad de cierta compaginación con los otros niveles. No porque no tengamos amor en un momento dado vamos a dejar de autorrealizarnos de una forma artística por ejemplo, pero a largo plazo, será conveniente que trabajemos el nivel de afiliación porque si no la autorrealización llegará a un punto que no tendrá sentido.

Esto tal vez les pasó a algunos de los grandes genios de la historia del arte y me viene a la cabeza el caso de Van Gogh que habiéndose autorrealizado por medio de la pintura, nunca encontró satisfechas sus necesidades de afiliación, ni siquiera de seguridad, generándole unos enormes conflictos internos y con el tiempo la desgracia y la desdicha.