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domingo, 20 de abril de 2025

Viento nordeste: el día que Laro y Maya soñaron con vencer a Roma

Hoy comparto un capítulo especial de mi novela Laro: la leyenda del árbol milenario. En este fragmento, Laro y Maya se enfrentan a su juventud, a la amenaza de Roma… y a las grietas que ya empiezan a abrirse entre los suyos. Es una escena que me emociona y que puede leerse sin haber leído el libro entero. Espero que os cale como a mí me caló al escribirla.

Primer libro

Capítulo 54: Viento Nordeste

El sonido de la cascada despertó a Laro de un profundo sueño. Miró a su alrededor y observó las plantas que crecían intrincadamente en la breña. Había hermosos robles y hayas en abundancia, un tejo prominente en la cercanía y multitud de diminutos arbustos que rodeaban el pequeño lago en donde caía el chorro de agua. Se vislumbraba con claridad una higuera cuyas hojas planeaban sobre el agua transparente y parecían querer arañar la pequeña poza con sus ramas. Laro abrazó el cuerpo de Maya y la besó repetidas veces.

—¿Nos bañamos? —preguntó Laro.

Maya movió afirmativamente la cabeza y con una sonrisa vol-vió a besar a Laro. Su rostro moreno rezumaba salud. Ambos se quitaron la ropa y fueron a saltar desde lo alto de la roca, como habían hecho muchas veces. Primero lo hizo Maya. Se lo pensó un poco, la altura era considerable. Finalmente, venció el miedo y dio un grito mientras se dejó caer por los aires hasta crear un gran estruendo al chocar con el agua.  

Luego saltó Laro, aún con restos de barro en las rodillas de su último entrenamiento, los músculos tensos por el esfuerzo. Su respiración era algo torpe, pero contenía la energía vibrante de quien no sabe aún medir sus fuerzas. El pelo, negro como la noche sin luna, le caía sobre los ojos. Uno de ellos ligeramente amoratado, recuerdo de un golpe mal encajado.

Gritó con la garganta áspera, aún acostumbrándose a su nueva voz, más grave, más incierta. Maya le respondió con una carcajada tan libre que parecía volar. Eran jóvenes, salvajes, sin dueño ni ley.

Laro nadó con brazadas poderosas, aunque algo desiguales, rompiendo el agua con urgencia hasta alcanzar a Maya. La rodeó con su cuerpo, cálido, jadeante, y la besó con una mezcla de torpeza y pasión que la estremeció.

Salieron del lago con la piel erizada y los labios húmedos. Subieron a la roca y se tumbaron como dos animales exhaustos que se entregan al sol, buscándolo como si fuera alimento.

Por un instante, no existía el clan, ni el bosque, ni el tiempo.

Era verano y el nordeste soplaba con fuerza, despejando el cielo y el ánimo. Ese viento, el favorito de Laro, dejaba el mar de un azul intenso. A menudo viajaban hasta los acantilados para contemplarlo, soñando con los mundos ocultos tras el horizonte.

—¡Jamás nos podrán echar de aquí! —dijo Maya, pensativa—. ¡Es tan injusto que vengan con sus legiones! 

Maya se incorporó y escudriñó los ojos de Laro que estaban cerrados, meditando, mientras el sol abrasaba su rostro en una cadencia infinita de sensaciones placenteras.

—¿Por qué? —insistió Maya.

Laro abrió los ojos y se incorporó. Le gustaba tumbarse al sol y fingir que todo estaba bien, que él y Maya formaban parte de un mundo en calma. Pero sabía que era una ilusión. Mientras siguieran saqueando a las tribus del sur, no habría paz. Roma no les permitiría vivir en armonía. Hispania entera estaba ya bajo su yugo, aunque los guerreros se negaran a aceptarlo.

—Los romanos quieren nuestra riqueza —respondió Laro—, quieren que seamos sus esclavos. Otros pueblos ya lo han aceptado, pero nosotros lucharemos hasta el final. 

—¿Crees que podemos hacerles frente?

—Si nos dividimos no conseguiremos nada. No tardarán mucho tiempo en mandar más tropas.

—¡Se querrán vengar! Dicen que sus venganzas son horribles. 

—¿Tienes miedo? —preguntó Laro.

—¡No! —contestó Maya, frunciendo el ceño y segura de sí misma—. Pero nadie ha conseguido vencer a Roma. 

—Es mejor no pensar eso —le aconsejó Laro—. Lo único que conseguirás es sembrar de dudas tu mente. 

—Me gusta cuando hablas así.

Laro le dedicó una sonrisa a Maya.

—¡Sigue! ¡Cuéntame más cosas! ¿Cómo nos podemos organizar?

—¡Tengo un plan! —aseguró Laro, mirando a los ojos de Maya con intensidad—. Tenemos que unir a todos los clanes. Unirnos con los vacceos.

—¿Los vacceos? —dijo Maya con una risotada—. ¡Nos odian!

—Hasta ahora sí, pero cuando vean que el destino que les tiene deparado Roma es mucho peor, querrán ser nuestros amigos. ¿Has oído hablar de Numancia?

—¡Sí! —contestó Maya—. Mi padre me habla muchas veces de ello. Fue una guerra terrible. 

—Tienes razón —admitió Laro.

—Hubo gente de aquí que fue a luchar a Numancia. 

—¡Así es! —contestó el muchacho—. Quisiera hablar con Alio cuanto antes. Por nada del mundo deben saber que estamos tratando de organizar un ejército.

—¿Un ejército? —dijo sorprendida Maya.

—¡Sí! ¡Organizaremos un ejército! ¡Nadie nos podrá detener y pararemos a Roma y su apetito descomunal! 

—¡Por Erudino! ¡Podríamos ser invencibles!

Se levantaron entusiasmados, se vistieron y después caminaron por el sendero que les conducía hasta el sancton, uno de los lugares favoritos de Laro y a donde iba cada vez con más frecuencia. 

Al llegar, se encontraron con Alio y Tolo. Habían encendido un fuego en las cercanías y estaban asando carne de cerdo. Tolo había traído en un caballo dos tinajas grandes de cerveza y la estaba sirviendo en unos vasos de madera. Le dio uno a Maya y luego rellenó otro para Laro.

—¡Brindemos! —exclamó Laro con una sonrisa. 

Todos brindaron y sonrieron felices, a excepción de Alio, que tiró la cerveza. 

—¿Qué te ocurre, Alio? —dijo Laro, extrañado—. ¿No quieres brindar?

Alio estaba claramente de mal humor. Maya le observó sin entender muy bien qué le ocurría. Parecía estar a punto de estallar. En ese momento Alio le clavó la mirada, pero no dijo nada. Luego miró a Laro. Por la lejanía se escuchaban el ruido de un nutrido grupo de muchachos aproximarse. 

—Pero ¿qué te ocurre?  —insistió Maya, impaciente.

Alio señaló con el dedo a Laro.

—¡No se brinda en un sancton! —proclamó conteniendo la ira—. ¡Estamos profanando la paz de los muertos!

Maya miró a Laro, confundida. Él no supo qué decir.

Alio tiró su vaso al suelo y se marchó.

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¿Quieres saber qué pasará con Laro, Maya y Alio? El viaje no ha hecho más que empezar...

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sábado, 18 de enero de 2025

La gran guerra contra los cántabros

Mediante este artículo voy a tratar de esquematizar lo más claro posible la guerra que libró Roma contra los cántabros. Esta guerra se libró también contra los ástures, pero me voy a centrar más en los cántabros. Lo primero que hay que decir es que se desarrolló durante los años 29 al 19 a.C. Es decir, tiene un total de 10 años.

Los datos, los hechos y la historia

Las fuentes para saber qué pasó vienen principalmente de los propios romanos. Eso hace que la realidad de los hechos tenga un tinte prorromano como es obvio. También existen fuentes arqueológicas que cada vez son más importantes debido a los avances científicos, estudios de la toponimia, la etnología comparada, la epigrafía y otras maneras indirectas de estudiar lo que pasó que utilizan los historiadores. No es de extrañar que existan muchos datos contradictorios y confusos. Uno de los principales historiadores es Tito Livio, cuya obra se perdió. Muchos de los autores se basan en la obra perdida de Tito Livio, como por ejemplo: Estrabón, Pomponio Mela, Cayo Plinio Segundo, Cayo Silio Itálico, Lucio Anneo Floro (muy importante), Flavio Arriano, Dión Casio o Paulo Orosio.

Así podemos concluir que los datos que hoy tenemos muestran muchas lagunas y que son muy parciales e inconclusos. Esto se acentúa cuando estudiamos cómo era y qué hacía el pueblo cántabro ya que ellos no escribían y no existen registros escritos de su historia. Por contra, el mundo romano ha sido estudiado exhaustivamente y conocemos al detalle la mayoría de las particularidades de su historia.

Además, cuando te pones a leer libros de historia sobre este tema, los historiadores en general para no pillarse los dedos son ultraconservadores, es decir, tienden a decir más bien poco y de forma bastante escueta y hermética para no jugarse su prestigio como historiadores (algo que les preocupa mucho). No te explican para que lo entiendas si no que por ejemplo, hacen larguisimas disertaciones sobre Toponimia. Por ejemplo, Schulten escribe como diez páginas solo hablando de donde sale el nombre de Segisamo. Total una disertación muy aburrida de si Segisamo viene de esto o de los otro o si está aquí o allí, para al final quedarte más o menos igual.

En conclusión, pensé que la historia antigua contada por los historiadores iba a ser más interesante y me ha parecido un ladrillo importante. Por otro lado, he quedado impresionado por el enorme trabajo y genialidad de algunos historiadores. En particular me ha sorprendido el gran trabajo de Eduardo Peralta al cual considero uno de los mayores expertos en el tema y os dejo un vídeo en donde explica un montón de cosas interesantes.

También me ha gustado mucho la revista Desperta Ferro por su labor divulgativa el libro de Rafael Palacio sobre los Cántabros que es muy generalista, pero al mismo tiempo muy reducido y divulgativo.

Lo que ha demostrado Eduardo Peralta es que al final las fuentes son muy escasas y que hay que recurrir a la arqueología para poder sacar conclusiones más precisas de cómo fueron las guerras. Aún así, muchas cosas no se llegarán a saber del todo nunca y será un misterio de la misma forma que nunca sabremos qué pensaba exactamente la mujer prehistórica por ejemplo.

Antecedentes de la Guerra
César Augusto


El 2 de septiembre de 31 a.C. la flota romana de Octaviano, mandada por su legado, amigo y futuro yerno Agripa, derrotó a las escuadras coaligadas de su rival Marco Antonio y de su amante y esposa Cleopatra VII de Egipto en la batalla de Actium.

Once meses después, Octaviano ocupaba Alejandría. Terminaban así las guerras civiles romanas del siglo I a.C. dando paso a un periodo de paz interna en el mundo romano.

El 16 de enero de 27 a.C. el senado de Roma confería oficialmente a Octaviano el poder total junto con el título de Augusto, pasando a ser conocido como Emperador César Augusto. Augusto se propuso alcanzar unas fronteras seguras para sus dominios lo que incluía la sumisión de las zonas fronterizas no dominadas. Tal era el caso de los últimos territorios no sometidos en la Península Ibérica: las zonas norteñas que ocupaban los cántabros y ástures. Estamos hablando de cientos de kilómetros sembrados de tribus guerreras dispuestas a luchar hasta las últimas consecuencias.

Etapas de la guerra

Se pueden distinguir tres etapas. La primera corresponde a los años 29 - 27 a.C. en donde se frena el expansionismo del pueblo cántabro. La segunda sería la gran guerra propiamente dicha con la intervención de Augusto e iría del 26 al 25 a.C. La tercera etapa se corresponde con varias sublevaciones cántabras y las sucesivas represiones salvajes que transcurren durante los años 24, 22 y 19 a.C.

Para complicar más las cosas comentaré que ya antes del 29 a.C. ya se habían dado diferentes campañas que no habían terminado de resolver el problema. Esto sucede entre los años 39 y 29 a.C. de la mano de Norbano Flaco y Claudio Pulcro, entre otros.

Además, tampoco en el año 19 a.C se termina la guerra de forma definitiva (aunque casi). En los años 16 y 13 a.C. hubo los últimos levantamientos cántabros que el mismo Augusto se ocupó de mitigar. Aunque históricamente ya no tienen relevancia, nos muestran la pesadilla que fue esta guerra interminable.

Contingente romano

A finales del año 27 a.C. Augusto se trasladó a Tarraco y desde allí fue concentrando hasta un total de ocho legiones con las correspondientes unidades auxiliares. Esto hace un total aproximado de unos 65.000 hombres. Un ejército muy potente para la época, lo que indica que Augusto no esperaba que derrotar a los cántabros y ástures fuera nada fácil.

Las legiones que participaron en la guerra fueron las siguientes: la I Augusta, la II Augusta, la IV Macedónica, la V Alaudae, la VI Victrix, la X Gémina, la IX Hispaniensis y la XX Valeria Victrix.

Cronología de la guerra

Lo primero que hay que decir es que la cronología de la guerra no es fácil de esquematizar. En parte porque las fuentes primarias y los análisis de los historiadores suelen ser confusas y en muchas ocasiones contradictorias. Sin ánimo de ser exhaustivo, propongo aquí un esquema de ocho pasos cronológicos.

I. año 29 a.C. La rebelión: los guerreros de los pueblos del norte de Hispania, cántabros, ástures y vacceos, se rebelan contra Roma. El general Tito Statilio Tauro acaba con ellos. Se puede considerar la primera campaña importante en las guerras cántabras. Se cree que es la Legio I la que participa en estos combates. Los romanos se apoderaron de Asturica (Astorga), capital de los astures, donde se estableció una potente guarnición romana como vanguardia para futuras ofensivas. El ataque se lanzó desde la línea del río Durius. El punto concreto desde donde partieron las tropas pudo haber sido Albocela.

II. año 28 a.C. Victoria de Calvisio Sabino: El próconsul Calvisio Sabino venció a cántabros y astures. Este año los nativos bajaron de sus reductos y atacaron allá donde pudieron, hasta que lograron desestabilizar el frente. Sabino se limitó a contener la ofensiva devolviendo el golpe siempre que pudo sin que los romanos se atrevieran a lanzar un ataque sobre las montañas.

III. año 27 a.C. Agrupación de tropas: Augusto se traslada a Tarraco (capital de Citerior) en donde comienza a agrupar su contingente de tropas. Forma un gran ejército compuesto de ocho legiones y unos 65.000 hombres que se va agrupando al norte del Durius.

Augusto da la orden de ir concentrando primero seis legiones, luego siete y finalmente hasta ocho legiones provenientes de diversas partes del Imperio. Las legiones se van concentrando el norte del río Durius y son las siguientes:

  • Legio I Augusta
  • Legio II Augusta
  • Legio IV Macedónica
  • Legio V Alaudae
  • Legio VI Victrix
  • Legio X Gémina
  • Legio IX Hispaniensis
  • Legio XX Valeria Victrix
Cada legio tendría un total de 4.500 hombres más los auxiliares. 

IV. año 26 a.C. Maniobra envolvente: Augusto se traslada a la ciudad turmoga de Segisamo junto con sus dos hijos adoptivos Tiberio y Marcelo y desde allí inicia una maniobra envolvente. Lo hace durante la primavera del año 26 a. de C. Augusto ha tenido experiencia en zonas montañosas, en concreto, en los años 35-34 a. de C. había dirigido junto a Agripa operaciones contra los montañeses ilirios en los Balcanes. César también había realizado este tipo de "maniobras envolventes" en el año 53 a. de C para devastar el boscoso territorio de los eburones de las Ardenas. Por lo tanto, podemos afirmar que era una maniobra bastante empleada por los romanos para atacar zonas de difícil acceso. Se atacaba desde varias posiciones y además se destruía las cosechas, los poblados y se mataba al ganado. Vamos, toda una carnicería.
Mapa de operaciones en alta calidad

Forma tres columnas con la intención de encerrar todo el territorio enemigo y arrasar con cosechas y poblados. Pronto se le complican las cosas y los cántabros inician una campaña de guerra de guerrillas. Atacan los convoyes de abastecimiento que llegan de Aquitania (con trigo principalmente) y además se habla de una plaga de ratas. Muchos romanos caen enfermos por el frío y las duras condiciones.

Augusto se pone enfermo por el estrés y las preocupaciones constantes y se interrumpen los ataques. Se dice que tiene una enfermedad hepática y la mayoría de los historiadores no lo reflejan como un "tipo duro", si no más bien como un hombre bastante delicado de salud y con constantes achaques. Además, le ha caído un rayo a uno de sus esclavos. Según Adolf Schulten, aquí participaron sobretodo las legiones IV, VI y X. Pero aquí hay una contradicción entre los historiadores, ya que Julio Rodríguez González, en su obra La resistencia hispana contra Roma, indica que las legiones que se enfrentarían a los cántabros eran las I, II y IV, mientras que las que se enfrentaron a los astures fueron las V, VI y X.
Maniobra envolvente desde Segisamo

En Segisamo está la Legio IV Macedónica probablemente situado junto al río Brulles. El camino de penetración central sería el siguiente: Amaia, Juliobriga, Aracillum, y Portus Victoriae.

El objetivo de Augusto era crear salidas al mar y hacerlo a través de los cordales, es decir, por las alturas y no por los valles en donde era más probable que tuvieran emboscadas. La maniobra táctica, según Peralta, estaba perfectamente planificada y pensada (como correspondía al espíritu romano) y al igual que eran muy metódicos para construir caminos o campamentos, también lo eran para establecer una estrategia de guerra.

Una parte importante de la guerra son los asedios. Los cántabros construyen castros en lugares inaccesibles y realizan trabajos faraónicos para levantar muros de piedra y fortificaciones y los romanos emprenden asedios en los que son auténticos expertos. Para ello, construyen uno o varios campamentos alrededor del castro y lo aíslan completamente para que nadie pueda entrar o salir. Como sucedió en Numancia, los romanos son expertos en este tipo de guerra.

Además cuentan con maquinaria bélica muy poderosa como son los escorpiones, que pueden lanzar grandes flechas a mucha distancia, casi 200 metros, o también las balista que lanzan pequeñas bolas de piedra del tamaño de una cabeza y por último las famosas catapultas que ya podían lanzar bolas de piedra mucho más grandes, objetos incendarios o incluso animales o enemigos muertos.

Hay excepciones a los asedios como el enfrentamiento en Bérgida en donde pierden estrepitosamente los cántabros en la llanura de Mave. Pero otros asedios importantes son Peña Amaya, Monte Bernorio, Aracillum y Monte Medulio. Aracillum es quizás el asedio más importante que podría ser comparado con Numancia. Aracillum está localizada en el castro de la Espina del Gallego y tenía res campamentos romanos que la sitiaban: Cildá, El Cantón y el Campo de las Cercas.

Otros castros destacados son La Loma, La Ulaña (que tal vez fuera abandonado), Celada Marlantes o El castro de las Rabas.

Bérgida hay que aclarar que aparece con diferentes nombres, tales como Vellika, Attica, Belgida o incluso Villegia. De Allí se cree que es un clan conocido como el clan de los Vellicum. El lugar en donde se cree que está Bérgida es Monte Cildá en Olleros de Pisuerga.

Con esto quiero mostrar la complejidad de la guerra y la confusión de los datos y la cronología. Es posible que hubiera varios asedios o camapañas militares que cronológicamente coincidieran en el tiempo. Luego hay varios frentes activos, a parte de dos grandes escenarios que son Cantabria y Asturias. Después está la confusión de nombres y lugares que unos historiadores atribuyen a un sitio y otros a otros a veces muy distantes entre sí. Además hay que añadir que sobre cada castro cántabro se terminó por construir una fortificación más o menos estable romana y además, muchos nombres son antiguos y ahora esos lugares se llaman de otra forma. En fin un complicadísimo rompecabezas que solo la paciencia y el trabajo de gente como Eduardo Peralta lograrán un día hacerlo más o menos comprensible.

Luego hay que añadir otra dificultad. La gente tiende a falsear la historia por culpa de la ficción o simplemente de la imaginación colectiva. Las falcatas que muchos aceptan como típicamente cántabro no está demostrado que hubieran sido utilizadas o por ejemplo la existencia de Coroccota, héroe que ya tiene llaveros y homenajes, es una sola línea de un historiador con lo que podía tratarse de una simple leyenda o rumor.

Pero sigamos con el escenario de la guerra.

Considerando la guerra total contra Astures también, hay tres escenarios que partieron desde Bracara, Asturica y Segisamo. Desde Segisamo salen tres columnas. Una es la columna oriental que va por el Pisuerga o río Pisoraca. Las legiones avanzan por por Amaia, Juliobriga, Aracillum y finalmente Portus Victoriae. Aracilum es atacada por Norte y por Sur. Por el Norte será atacada por la Legio que desembarca en PortusVictoriae, mientras que en Portus Victoriae desembarcan naves de aprovisionamiento para las tropas.

La segunda es la columna central que va por el curso del río Valdavia y desde allí avanzarían por el alto valle del río Tamarica y luego el valle del Liébana y terminar en Montes Vindius (actual Picos de Europa). Habría una tercera columna más al oeste que terminaría en el valle del Astura y luego también a los picos de Europa.
Maniobra envolvente


V. año 25 a.C. Campaña de Antistio: las tropas romanas encabezadas por el legado Cayo Antistio Veto reinician su acometida contra los cántabros. Los cántabros están confiados por la resistencia presentada hasta entonces y cometen el error de un enfrentamiento abierto que pierden estrepitosamente y huyen a Monte Vindius. Allí son perseguidos y sitiados. Se toman ciudades como Aracilum en la batalla de Aracillum. Como el avance militar no es concluyente, Augusto ordena a la flota preparada en Aquitania (Francia) que desembarque por la retaguardia en Portus Blendium o en Portus Victoriae Iuliobrigensum probablemente es la Legio IX.

Las tres columnas ya han llegado hasta el mar cantábrico y la Legio IX desembarca en Portus Victoriae y se completa la operación contra los cántabros.

Empieza la explotación de minas. Se ofrece una recompensa por Coroccota de 200.000 sestercios que Augusto había ofrecido por su cabeza. Los cántabros tienen que pagar unos tributos a cambio de que Roma parase las operaciones militares.

Durante el invierno de este año, Augusto regresa a Cantabria. Hay una plaga de ratas. Ordena a los cántabros y ástures a bajar de los montes e instalarse en las llanuras. En las explotaciones mineras se utiliza mano de obra indígena como esclavos.

VI. año 24 a.C. Regreso de Augusto a Roma: Augusto regresa a Roma para celebrar los triunfos conseguidos. Ordena el cierre del templo de Jano, acto que proclama la paficicación e todo el Imperio Romano. Se funda Emérita Augusta para los veteranos de las legiones que participaron en las guerras cántabras.

Pero lejos de estar terminado, el conflicto continúa. Los cántabros y los ástures. como muestra de colaboración ofrecieron productos al ejército romano como pago de tributos. La tropa que envía Lucio Aemilio cae en una emboscada y son fulminados. En respuesta, Roma saquea campos, incendia ciudades y mutila a los apresados. Se atacan con éxito varios castros cántabros que la arqueología poco a poco va descrubriendo y a los cántabros enemigos se les amputa las manos.

Aquí hay un periodo de dos años de paz. Pero la presión del gobernador Carisio de la Vlterior sobre los astures hace que estos se subleven y los cántabros se suman a la sublevación.

VII. año 22 a.C. Se agudizan los enfrentamientos: Hay nuevas sublevaciones y el gobernador Cayo Funio consigue vencer a los astures y cántabros reduciéndoles a la esclavitud. Muchos cántabros se suicidan antes de ser apresados. A pesar de todo sigue habiendo revueltas.

El nuevo legado Cayo Furnio lidera las legiones I, II, IV y IX. Aquí transcurre la mítica batalla del Monte Medulio en donde se excavó un foso de 15 millas romanas, unos 23 kilómetros. Muchos cántabros se suicidaron ante la desesperación de ser apresados y la falta de agua y alimentos.

Aquí hablaré un poco de Cayo Furnio. Este legado en principio parecía ser poco experto en este tipo de guerras y los cántabros parece que se dieorn cuenta de ello. Los cántabros coordinados con los astures decidieron sublevarse contra el nuevo legado. Pero Cayo Furnio demostró ser una cosa y parecer justo todo lo contrario. Con gran pericia derrotó en seguida a sus adversarios y no solo eso, si no que fue al socorro de Caristio.

Tanto Furnio como Carisio persiguen a los indígenas hasta matarlos a casi todos o hacerlos prisioneros. Muchos de ellos son enviados como esclavos a la Gallia.

VIII. 19 a.C. Final de la Guerra con Agrippa: Los esclavos se rebelan y asesinan a cuchillo a sus amos. Los cántabros parecen mucho más coordinados de lo que se pensaban los romanos ya que vuelven a presentar batalla. Augusto está harto de esta guerra que más parece una pesadilla que una guerra.

Augusto decide enviar a su más prestigioso general: Marco Vipsanio Agrippa. Agrippa se une a Publio Silio Nerva, el legado consular de la tarraconense. Agrippa se encuentra con numerosas dificultades. Tiene que controlar algunos intentos de amotinamiento dentro de sus tropas por la desmoralización. El ejército romano está ya cansado de tanta lucha e incluso empiezan a desarollar un temor supersticioso hacia los cántabros. Es un momento delicado e incómodo para los generales al mando ya que hay conatos de rebeldía entre las tropas.

Los rebeldes siguen mostrando una potente resistencia. Es aquí cuando la Legio I fue derrotada por los cántabros y pierde su águila, lo que supone un enorme deshonor para el ejército romano y personalmente para Agripa. Agripa pasa entonces a tomar medidas drásticas muy feroces. Realiza exterminios, mutilaciones, arrasa poblados y cosechas y consigue así pacificar la zona dando fin a la guerra.

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