Hay un mendigo tumbado en un banco. No tiene rostro ni cuerpo. La estrecha y descolorida manta que lo cubre no deja ver a la persona que una vez fue.
Hay un mendigo junto a la carretera. Vive ajeno a todos los demás. El sol ya calienta y apenas hay nubes en el cielo. La Tierra es un infierno. Nos lo habían dicho.
Nadie sabe quién es el mendigo. Está solo y derrotado. Una soledad terrible le acompaña. A nadie le importa. No tiene móvil. No tiene horas. El mendigo yace en el banco inmóvil.
Luego cuando el sol llega al cénit, el mendigo ya no está. Nadie sabe a dónde ha ido el mendigo.
Hay un mendigo junto a la carretera. Vive ajeno a todos los demás. El sol ya calienta y apenas hay nubes en el cielo. La Tierra es un infierno. Nos lo habían dicho.
Nadie sabe quién es el mendigo. Está solo y derrotado. Una soledad terrible le acompaña. A nadie le importa. No tiene móvil. No tiene horas. El mendigo yace en el banco inmóvil.
Luego cuando el sol llega al cénit, el mendigo ya no está. Nadie sabe a dónde ha ido el mendigo.
Es aun peor. Puede que tu propio vecino te trate como a a ese mendigo, o tu propia familia, o tu propio hijo... Mira que mucha gente vive y padece para servir a la Justicia poniendo en riesgo su vida y bienes y les tratan a como a ese mendigo sin rostro sumido en la gehenna urbana de todos los días. Saludos.
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