Las horas pasan y nada más. Un momento efímero en lo inconmensurable del cosmos. Un segundo que ocurrió hace dos mil años. El traslado del reo.
Unas hojas verdes en un ataúd. El coche que desaparece en la carretera. Un simple camino testigo de novelas que lo llevan a nadie sabe dónde. Aquella foto sufriendo. Y ya no se sabe más.
Todo rastro desaparece en la nada. No hay ecos de otras voces que alivien el dolor. Fotos y recuerdos. Abrazos inexistentes. La niebla que poco a poco olvida. Una expresión en el lenguaje que me acompaña sempiternamente.
Vacío y pena.
Un precipicio en el estómago avisa de que hay otros abismos ahí afuera. La vida se agota.
Unas hojas verdes en un ataúd. El coche que desaparece en la carretera. Un simple camino testigo de novelas que lo llevan a nadie sabe dónde. Aquella foto sufriendo. Y ya no se sabe más.
Todo rastro desaparece en la nada. No hay ecos de otras voces que alivien el dolor. Fotos y recuerdos. Abrazos inexistentes. La niebla que poco a poco olvida. Una expresión en el lenguaje que me acompaña sempiternamente.
Vacío y pena.
Un precipicio en el estómago avisa de que hay otros abismos ahí afuera. La vida se agota.