jueves, 8 de diciembre de 2011

Los héroes de la Antártida

En 1907 el obstinado irlandés Shackleton al mando de la expedición Nimrod intentó alcanzar el polo sur. Shackleton llegó a los 180 kilómetros del polo. Las duras condiciones atmosféricas impidieron que pudiera seguir, pero no obstante, aquello supuso una increíble hazaña de resistencia y heroísmo.

Más tarde, en el verano de 1911, dos expediciones se dirigían a la conquista del polo sur.

Una es comandada por el noruego Amundsen que logra conquistar el polo sur el 14 de diciembre de 1911. Amundsen utiliza perros de groenlandia, mapas empleados por Shackleton y los consejos de Fritdjof Nansen que había tenido una gran experiencia en la conquista del polo norte. Amundsen ha sido considerado por muchos como el más rápido y eficaz explorador del polo sur.

La otra expedición es la Terra Nova comandada por Robert Falcon Scott y apoyada por el Gobierno británico y la famosa Royal Geograhical Society. La expedición está formada por un total de 65 hombres elegidos entre 8.000 candidatos, pero son cinco los que irán a la conquista del polo sur y nunca volverían: Oates, Scott, Wilson, Bowers y Evans.

Su objetivo no es solo conquistar el polo sur sino también realizar multitud de observaciones científicas. De hecho, el viaje nunca pretendió ser una carrera hacia el polo, pero el cambio de planes de Amundsen al descubrir que el polo norte había sido conquistado por Robert Peary hizo que así fuera.

La expedición utilizó caballos, perros y tres máquinas oruga.

Scott cometió un primer fallo al encargar la compra de los caballos a Meares que tenía mucha experiencia en perros pero no en caballos. Los caballos terminaron resultando de baja calidad y rendimiento. Oates se dio cuenta de ello en la escala de Nueva Zelanda pero entonces fue demasiado tarde. Nansen opinaba que los perros eran mucho más preferibles que los caballos por su bajo peso, por comer menos y resistir mejor el frío.

Para alcanzar el polo sur seguirían el trayecto de Shackleton a través de la barrera de hielo de Ross, por el glaciar Beardmore y después a través de la meseta Antártica hasta el Polo Sur.

El proyecto comprendía la instalación de diversos campamentos y depósitos de alimentos en diferentes puntos para poder realizar la travesía sin tener que transportar los suministros.

Travesía de la expedición de Scott y de Amudsen
Scott alcanzó el polo sur el 17 de enero de 1912. Después de plantar la bandera y descubrir decepcionados que Amundsen había llegado un mes antes, Scott y sus hombres inician el camino de regreso al campamento base.

Los próximos días avanzan a un promedio de 23 kilómetros diarios. La nieve se va volviendo cada vez más dura y espesa dificultando el poder tirar del trineo. La temperatura llegaban a alcanzar los -29 grados centígrados. A pesar de las dificultades Scott ordena una media jornada de trabajos geológicos perdiendo un tiempo precioso.

El 7 de febrero comienzan el descenso del glaciar Beardmore. Todos los miembros del equipo empiezan a experimentar desnutrición. El 17 de febrero Evans muere.

Más tarde llegan a la barrera de hielo y sufren unas condiciones climatológicas extremas jamás registradas en esa época. El 17 de marzo Oates de forma voluntaria y para no entorpecer a sus compañeros abandona el campamento y muere.

Scott, Wilson y Bowers continuan luchando para llegar al próximo depósito de abastecimiento, el One Ton Depot, a tan solo 18 Km de donde están.


Scott había ordenado el abastecimiento del One Ton Depot a Meares, y después repitió sus directivas a Simpson, justo antes de iniciar el viaje al polo. Casi un mes antes, El 26 de febrero, Cherry-Garrard parte de la península de Hut Point con Gerof y dos jaurías de perros. Llegando al One Ton Depot el 4 de marzo y depositando allí las raciones suplementarias. 


Scott no estaba allí. Con víveres para ellos y los perros para veinticuatro días, podían esperar ocho días antes de regresar a Hut Point. 


El equipo del Terra Nova trabajando en la planificación
Una alternativa a la espera era partir hacia el sur en busca de Scott.El 10 de marzo, tras el empeoramiento de las condiciones meteorológicas, con los víveres escaseando, e ignorando que el equipo luchaba por sobrevivir a menos de 113 km, Cherry-Garrard decide regresar al campamento.


El 29 de octubre de 1912, Atkinson conduce un equipo de búsqueda con mulas para averiguar la suerte del equipo polar. El 12 de noviembre, encuentran la tienda que contenía los cuerpos congelados de Scott, Wilson y Bowers a tan solo 18 kilómetros al sur de One Ton Depot.


A pesar del gran éxito de Amudsen, la muerte de toda la expedición eclipsó los ánimos del público de la época. La muerte del equipo se debió a numerosos y complejos factores como el retraso del Terra Nova al ser atrapado por los hielos en la fase inicial, la mala elección de los caballos, el haber perdido medio día de marcha o la mala suerte en las condiciones climatológicas. 

Cherry Garrad vivió siempre atormentado por si pudo haber salvado a sus amigos. 

La tragedia de Scott lejos de percibirse como un fracaso se convirtió en una leyenda de los viajes de aventuras. El equipo formado por Oates, Scott, Wilson, Bowers y Evans pasaron a convertirse en los eternos héroes de la Antártida.  

miércoles, 23 de noviembre de 2011

La no-opinión

The rain was dripping from the branches, a breeze stirred the leaves and no sound was heard. It was the perfect moment in that April morning to hear stories of magic and trickery, of animals with blazing eyes, of love and death, and of course of you.
Uno de los conceptos más interesantes con los que me he encontrado últimamente es el de la no-opinión, vocablo que sin tener un padre definido puede ser atribuido al místico irreverente Osho. Osho es un personaje poco habitual en el mercado de la espiritualidad. Un mercado que se balancea entre polos tan absurdamente mal construidos como la Iglesia Católica o los regenerados movimientos New Age.

Un diminuto instante de la nada
La no-opinión es justamente lo contrario de lo opuesto, es decir, nada. De existir una religión que me gustase elegiría una que tuviese como epicentro la nada, el vacío absoluto. Esa sería la base fundamental. 

La religión tradicional está llena de moralidades en su gran mayoría desfasadas del mundo contemporáneo y se nutre de un infantilismo servil por un lado y de un altruismo ultra-conservador por el otro, al mismo tiempo que su faceta política sigue persiguiendo el poder de verdad, el financiero y el político, al margen de interpretaciones individuales que den rienda suelta a vocaciones auténticas.

Hoy en día existe una conciencia espiritual enormemente dañina, disfrazada de liberalismo con base en la no-ciencia, en la espiritualidad gnóstica, en la mecánica cuántica y especialmente en un determinismo didáctico basado en axiomas falsos pero complacientes como que "Todo lo que nos ocurre nos sucede por alguna razón".

Se confunde la causa con el efecto en el más elemental cortocircuito metodológico mental. Se llega a pensar que por creer en algo, ese algo se materializa, se consigue, se influye en la realidad con sólo el pensamiento.

Y en mitad de esos dos polos, no necesariamente contrapuestos, aparece Osho con la no-opinión, el no posicionarse frente a nada.  Occidente, con su individualismo y materialismo, con su densidad intelectual ha ido abrazando a lo largo de la historia pensamientos cómodos y simplistas, muchas veces infantiles, volviendo a la idea de que nos ha caído un rayo porque hemos enfadado a Dios.

Sin embargo, hay una salida ante todo este desorden. Hay un camino sin prejuicios mucho más interesante y liberador. Es el camino de la no-opinión.

lunes, 24 de octubre de 2011

Data reveals lives of young rioters


More than a third of youngsters involved in this summer's riots had been excluded from school at some point in the last year, figures showed today.
Those involved in the looting and violence which swept through English cities in August were younger, poorer, involved in more trouble and achieved lower grades than average, detailed analysis of the histories of those charged over the disturbances showed.
But gangs "generally did not play a pivotal role", officials said, and most police forces found that fewer than one in 10 of those arrested were gang members.
The figures, which were based on matching Ministry of Justice (MoJ) records with those from the national pupil database held by the Department for Education, showed 36% of young people - some 139 10 to 17-year-olds - who appeared before the courts over the riots had received one or more fixed-term exclusions in 2009/10, compared with just 5.6% of all pupils aged 15.
A total of 11, 3% of young people appearing before courts over the riots, had been permanently excluded, compared with 0.1% of all those children aged 15 at the start of the 2009/10 academic year.
Three in 10 (30%) were persistent absentees from school, compared with less than one in 20 (4%) of all pupils in secondary schools run by local authorities, the figures showed.
Overall absence rates were also higher for those young people involved in the riots, up to 18.6% compared with 8.4% for all pupils in Year 11.
And their educational achievement was down, with just one in 10 of the youngsters involved achieving five or more A* to C grades at GCSE, including English and maths, compared with more than half (53%) of all pupils in 2009/10.
Some two-fifths of youngsters were in receipt of free school meals, compared with less than a fifth on average, and two-thirds had special educational needs, compared with the average of a fifth of all pupils, the figures showed.
Last month, Education Secretary Michael Gove admitted the riots had shown an "educational underclass".
"For all the advances we have made, and are making in education, we still every year allow thousands more children to join an educational underclass - they are the lost souls our school system has failed," he said.
"It is from that underclass that gangs draw their recruits, young offenders institutions find their inmates and prisons replenish their cells.
"These are young people who, whatever the material circumstances which surround them, grow up in the direst poverty - with a poverty of ambition, a poverty of discipline, a poverty of soul."
He went on: "If we are to tackle the scandal of our educational underclass we cannot shrink from radical action.
"We need, restlessly and relentlessly, to challenge, everywhere and always, the culture of low expectations that condemns so many young people to a lifetime incarcerated in a prison house of ignorance."